Ideario — Obras de R. Mella — I

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DOCTRINA

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Significación práctica del anarquismo

El anarquismo, prácticamente, no es más que esto: arreglo de todos los asuntos por medio de pactos libres. Nada de deliberaciones y decretos de la multitud. Nada de abdicaciones ni de representantes privilegiados, investidos de facultades legislativas. Que el pueblo proceda por sí mismo a la organización de la vida social. Que cada uno ponga manos a la obra, juntándose con aquellos que persigan idénticos fines. Que las asociaciones libremente formadas, libremente se concierten para la común empresa. La organización futura, la organización anarquista, no será un producto forzado de un plan preconcebido, sino una resultante de los acuerdos parciales de los individuos y de los grupos, según las circunstancias y la capacidad del pueblo en el momento. Preferible a una administración que distribuya caprichosamente los productos, es que la distribución se haga por el libre acuerdo de las colectividades de productores. Preferible a una reglamentación oficial del trabajo, es que los mismos trabajadores lo organicen conforme a sus necesidades, sus aptitudes y sus gustos. Preferible a que un poder central, llámese o no Gobierno, organice el cambio con arreglo a cálculos imposibles y retribuya el trabajo conforme a este o aquel principio más o menos equitativo, es que los mismos productores, consumidores a la vez, produzcan y cambien con sujeción a sus propios convenios. La masa total del pueblo entiende de todo esto más, mucho más, que cualquier delegación, por buena y sabia que sea.

Una vez puesta la riqueza a disposición de todo el mundo para producir, para cambiar y para consumir, la necesidad de un concierto general se impone por la ley de naturaleza. Los productores se agruparán en sociedades diversas, dedicadas unas a la producción de los alimentos, a la de los vestidos otras, a la de las viviendas esotras. Los grupos a su vez se relacionarán entre sí formando asociaciones de grupos según sus más inmediatas necesidades y sus comunes intereses; y así, por esta organización seriada de las partes, se formará una gran federación de sociedades autónomas que, comprendiendo en una amplia síntesis la inmensa variedad de la vida social, apiñará a todos los hombres bajo la bandera de una felicidad real y positiva. Detalles de la producción, de la distribución y del consumo, ¿quién duda de que por medio de convenios pueden ser y serán de hecho arreglos? Tal como hoy proceden la industria y el comercio, a pesar de sus deficiencias y de su fondo de privilegio, no puede decirse sino que arreglan sus relaciones por medio de convenios. Las grandes empresas, producto son de contratos más o menos libres. Las asociaciones debidas a la iniciativa privada, como la «Cruz Roja» y la de «Salvamento de Náufragos», no son otra cosa más que ejemplos de aplicación anarquista. El mundo científico se arregla por libres relaciones que no obedecen sino al impulso de comunes necesidades. Una ley reguladora o una autoridad gobernante no son de ninguna utilidad a la ciencia. Cuando, en fin, se trata de acomodar cualquier empresa de exploración u otra semejante, se apela al libre concurso de voluntarios y al auxilio de cuantos simpatizan con la idea de los iniciadores. La mayor y más importante parte de la vida general se desenvuelve en virtud de libres acuerdos, lo que constituye la verdadera práctica anarquista.

Y, ¿por qué lo que hay se hace a pesar del Gobierno no habría de hacerse si el Gobierno desapareciera?

  • Fragmento del libro «Lombroso y los anarquistas».

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